Dentro de la cultura china encontramos una gran cantidad de fiestas que rememoran tiempos pasados y momentos cumbre de la historia china. La fiesta de los farolillos o de las linternas se celebra el decimoquinto día del primer mes lunar (entre febrero y marzo del calendario gregoriano) coincidiendo con la primera noche de luna llena del nuevo año.
La leyenda cuenta que una vez, un hombre cazó una ave del Dios Celestial y éste, para castigarlo, decidió quemar todas las casas del pueblo. La hija del Dios Celestial preocupada, enseñó a los humanos el arte de la pirotecnia y a elaborar faroles de papel para que su padre, viendo los faroles rojos que simulaban el fuego y oyendo los fuegos artificiales, se pensase que el pueblo estaba ardiendo.
Otras leyendas aluden a los gusanos de seda, tan preciados en la cultura china, como origen de los farolillos, los cuales imitaban la forma y la luminosidad.
Ésta fiesta tiene sus orígenes en la dinastía Han (206aC – 220 dC) gracias a que el pueblo chino inventó la pólvora (para fabricar los petardos y fuegos artificiales) y el papel (para elaborar los faroles.)
El Dragón y el León son otros protagonistas de la fiesta. El espectáculo que ofrecen con sus extravagantes danzas y bailes acompañados de música de tambores y platillos atraen la atención.
Otro aspecto primordial en la cultura china es la comida. Durante la fiesta de los farolillos se come los “yuanxiao” unas bolas de harina de arroz rellenas de sésamo, mantequilla de cacahuete o frijoles rojos. Además, su forma redonda simboliza la unión familiar
La fiesta de los farolillos rojos conmemora el final de las fiestas del año nuevo y la vuelta a la vida cuotidiana después dos semanas llenas de celebraciones, comidas y reencuentros familiares. Dicha noche, la primera de luna llena, el cielo se inunda de lámparas rojas de todas formas y tamaños que se alejan lentamente de los ojos iluminados de grandes y pequeños.